La vida te da sorpresas, unas buenas y otras… sorpresas, sin más. Para mí fue una “sorpresa” saber que tenía artritis reumatoide. ¿Qué, por qué? No entendía nada, pero fue una tranquilidad saber que “eso” que me estaba pasando tenía un nombre, porque de verdad que al principio sobre todo lo ves todo negro. Y cuando ya tiene nombre, parece que es más fácil saber a lo que te enfrentas.
Tres años han pasado ya, vivo el presente, el aquí y el ahora y a mis casi 50 años, sólo tengo ojos para mirar hacia adelante, mantengo la ilusión y la esperanza en el futuro.
Hay que asumir muchas cosas y es duro pero actualmente estoy contenta porque he podido dejar la cortisona, porque no tengo que ir todas las semanas al ambulatorio a ponerme la inyección de metrotrexato (ahora lo tomo en pastillas) y recibo tratamiento biológico, un largo chute cada 2 meses que me da energía y vitalidad. Gracias Rosa. (UCSI)
No me gusta que me pregunten por mi enfermedad porque me recuerdan que está ahí y sí, la tengo y me afecta pero yo no estoy enferma.
Si algo he sacado muy claro en este proceso es la importancia de la calidad humanade las personas que hay detrás de cada médico, especialista, enfermera… de verdad, ¡qué importantes sois! y cómo se agradece siempre, pero sobre todo en esos malos momentos una voz amiga que te dé tranquilidad, ánimos, esperanza … Gracias de corazón a mi doctora de familia: Irene Prieto (un tesoro) y a la reumatóloga Olga Maiz (un encanto).
Finalmente decir que me parece muy importante aprovechar sobre todo los pequeños momentos de placer que se nos brindan,
La última cruzada en la que me he embarcado es Agaer-Egge, la Asociación Guipuzcoana de Afectados/as por Enfermedades Reumaticas – Erreumatiko Gaixotasun Gipuzkoako Elkartea. Desde aquí os animo a participar, todos tenemos algo que aportar, nadie es imprescindible pero todos necesarios.
Sonrisas y buena suerte